Enseñanza

Enseñanza

Llevo casi treinta años dedicada a la educación, excepto en colegios públicos he dado clase en todas las etapas educativas, infantil, primaria, secundaria, y educación de adultos, tanto de manera particular, como en colegios privados y concertados de Madrid. He trabajado en Aravaca, Pozuelo, Majadahonda y Madrid capital. Incluso las clases particulares, durante la pandemia, las he ofrecido online a niños y adolescentes de Barcelona.

Disfruto de mi trabajo, soy feliz entrando en una clase y enseñando / educando a mis alumnos. Me gusta hablar con ellos, no solo de aquello relacionado con la materia, sino de cualquier cosa que surja en el día a día. Sin embargo, en los últimos meses me siento quemada, no entro con el mismo humor a las clases, no aguanto las salidas de tono de la misma manera, y desde luego, cada vez tolero menos las faltas de respeto, cada vez más frecuentes, no solo de alumnos, sino de familias, e incluso de mis propios compañeros, La pandemia nos ha dejado tocados a todos, y cada vez tenemos la piel más fina... No sé si es solo mi sensación o a otros profesores también les ocurre, pero cada vez estoy más desencantada con mi trabajo.

Tampoco ayuda la administración, siempre peleándose gobierno central y gobierno autonómico. Pero a los profesores no nos preguntan. Nosotros estamos horas dentro del aula, sabemos qué necesitan nuestros chicos y chicas, y sobre todo, escuchadnos, porque nuestra profesión, preciosa, se está devaluando, y cada vez somo más meros "cuidadores" de niños, más que educadores. Es una lástima...

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